Cambio climático, turismo masivo, contaminación… hay muchas razones por las que algunos de los lugares más increíbles del mundo están en peligro de perder su majestuosidad o incluso de desaparecer. Así que antes de que esto ocurra, aquí te dejo 4 lugares que deberías de tener en tu lista de viajes.
Hace unos meses se anunció que el Taj Mahal limitaría la cantidad de visitantes diarios. Y es que son miles de personas las que, desde antes del amanecer, ya están haciendo colas para entrar a ver el más imponente edificio de la India y el mausoleo más famoso del mundo. De momento esta restricción afecta únicamente a los turistas nacionales, sin embargo, es el primer aviso de que las maravillas del mundo tienen que limitar la cantidad de visitas y que esto pronto podrá afectar a turistas extranjeros. Si a esto sumamos cómo se degrada año a año el edificio por los altos índices de contaminación del país: ¡Es momento de ir a India!
Quizá te sorprenda que uno de los nuevos destinos de moda aparezca en esta lista, pero hay una gran razón. Con menos de 100 años de historia pareciera que este destino apenas surge entre las grandes capitales del turismo, sin embargo, muchos piensan que ha crecido tan rápido que quizá no pueda mantener los estándares de lujo y excentricidades que actualmente lo caracterizan. Visitar Dubái actualmente es una gran experiencia y como no sabemos qué le depara al Emirato más famoso, es el momento para ir reservando tu viaje.
Como ocurre con otros lugares que se ponen de moda, a los famosos templos Angkor los está acabando el turismo masivo. Se trata del símbolo de Camboya, ese que se encuentra en la bandera y billetes del país. Son más de 2 millones de turistas extranjeros los que visitan Angkor cada año, lo que ha provocado una extracción abusiva de aguas para abastecerlos que ha tenido como consecuencia el hundimiento de las ruinas. Esto ya lo ha alertado la UNESCO, por lo que antes de que se limiten las visitas y sea más difícil apreciar estos maravillosos templos, es momento de visitar Angkor.
El lago de sal más grande del mundo es otra de las víctimas del cambio climático. Ante el aumento de temperaturas en Medio Oriente, cada año se seca un poco más, al grado que ya se habla de una pérdida de 1 metro al año.